Todavía no tiene nombre y el primer auto cruzará por ahí a fines de julio. Pero el nuevo puente de Génova ya es una realidad después de un año de trabajo día y noche, para remplazar el viejo y derrumbado puente Morandi que, al colapsar el 14 de agosto de 2018, mató a 43 personas.
La batalla judicial para determinar las responsabilidades del desastre (entre los investigados directivos de la empresa Autostrade) será larga y con decenas de abogados, expertos y testigos involucrados.
El último tramo del puente nuevo, que simbólicamente también representa el renacimiento del primer país de Europa afectado gravemente por el coronavirus, se colocó ante la presencia del mismo primer ministro, Giuseppe Conte.
“Es la Italia que no se rinde”, dicen con orgullo los responsables de la construcción del puente diseñado por el arquitecto Renzo Pieno, que regaló a Genova, su ciudad, el proyecto: una obra de 1.067 metros de largo con la forma de un barco de vela en homenaje a la tradición marítima de la ciudad, y con 43 antenas de luz, una por cada una de las víctimas del puente Morandi.
Radio France Internationale – 28 de abril de 2020